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Andoni EIZAGIRRE, Mondragon Unibertsitatea, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
El principal objetivo del trabajo de investigación “Percepciones sociales de la ciencia y la tecnología en Euskal Herria” es la elaboración de un mapa de las distintas opiniones sociales sobre ciencia y tecnología existentes en Euskal Herria mediante entrevistas a expertos y grupos de debate en los que han participado ciudadanos, investigadores y alumnos de la universidad.1 Este trabajo pondrá de relieve las opiniones sociales más significativas e intentará encontrarles explicación.
1. En general, se acepta unánimemente la función social de la ciencia y de los científicos y su influencia en nuestras condiciones de vida. Del mismo modo, la valoración positiva tiene un carácter prospectivo y se solicita el apoyo a la ciencia y tecnología por parte de las políticas públicas y su reconocimiento en los presupuestos. En opinión de la ciudadanía, sin embargo, no existe una cultura de la investigación, dado que las medidas políticas van retrasadas y no apoyan las investigaciones que no prevén resultados inmediatos y, especialmente, la investigación más básica. Con todo, respecto a la profesión científica se piensa que el prestigio simbólico y la seguridad material de los científicos no están reconocidos, lo que justifica la crisis de vocación científica actual, la desmotivación de los investigadores y la escasez de apuestas personales en favor de la investigación a largo plazo.
2. Las críticas de la ciudadanía se centran en dos ámbitos concretos: la preocupación por las implicaciones sociales y la crítica del sistema científico. La primera viene generada por la autonomía de los adelantos tecnológicos, ya que las últimas novedades han enturbiado la clara y transparente relación existente entre ciencia y bienestar. Va cobrando fuerza, sin embargo, la idea de que hemos superado límites tácitamente acordados, debido a que la tecnología sin intermediación alguna determina nuestras vidas y a que la evolución tecnológica está sometida a decisiones socialmente no autorizadas. Existen opiniones contradictorias, ya que los avances científicos se valoran positivamente y al mismo tiempo existe la sensación de haber perdido la referencia del bienestar. Esta ambivalencia, junto a la angustia que provocan las novedades y a la impotencia que genera heteronomía, acrecienta la sensación de dependencia existente.
Foto: Hey Paul.
3. El sistema científico es un ámbito que merece especial atención por parte de los grupos de debate y que incluye las distintas explicaciones a las inquietudes sociales existentes. Los ciudadanos piensan que las políticas públicas deberían dar prioridad a la sanidad, la medicina y el medioambiente dentro del ámbito de la ciencia y la tecnología. Para justificar dicha afirmación, sostienen que la calidad de vida, el bienestar social y la sostenibilidad deberían ser los objetivos más importantes, y añaden que, para que esto sea posible, también hay que tener en cuenta otras disciplinas científicas y tecnológicas. No obstante, su opinión respecto al comportamiento del sistema científico varía mucho, ya que consideran que la competitividad prima sobre el resto de valores, en detrimento de éstos. Los espacios de decisión se han difuminado mucho, casi no hay diferencia entre el sector público y el privado, por lo que la colaboración entre ambos se orienta a promover intereses parciales. Frente a esta situación, se reconoce la importancia del sector público y el privado, pero de forma que el liderazgo y la gestión corran a cargo de las instituciones públicas. Las quejas se intensifican en el caso de los investigadores más jóvenes, en tanto que cuestionan también el valor social de los científicos. Además del valor público de la ciencia, subrayan que el carácter imperioso de lo inmediato desfigura la misma actividad científica. Si bien se mencionan los principios teóricos (coherencia, precisión, calidad, veracidad, contraste empírico, repetibilidad) y sociales (control, evaluación, transparencia, curiosidad, autonomía) del conocimiento científico como principios motivadores de las prácticas científicas, los investigadores concretan que existen razones que apuntan a que dichos principios van perdiendo fuerza en favor de un nuevo estilo de hacer y justificar la ciencia. En resumen: se priorizan determinadas líneas de investigación y, además, la prioridad económica ha desfigurado la actividad científica.
4. Como hemos visto, los ciudadanos se muestran reacios al hablar sobre las implicaciones sociales y las políticas públicas relativas al progreso. Esta reacción se acentúa aún más si se tratan ambas de forma simultánea, generándose una terminología común sobre riesgos, inseguridades y falta de control. Los ciudadanos perciben, por una parte, que el análisis de las consecuencias se concibe como un obstáculo de la innovación, que no merecen una atención especial y que solamente se tienen en cuenta si no cuestionan la trayectoria del cambio tecnológico. Por otra parte, observan que las políticas públicas han dejado en segundo plano los ámbitos del conocimiento, investigaciones y políticas públicas generales que garantizarían y reforzarían la regulación.
1. Las opiniones sociales sobre ciencia y tecnología son muchas y complejas. Nuestra investigación ha podido observar que se distingue entre ciencia en general y política científica en particular. Se trata de dos variables explicativas diferentes donde, la valoración positiva de la primera choca con el desconsuelo, la impotencia y, a menudo, el fatalismo de la segunda.
2. Convendría aclarar las razones de esa distinción.2 Los ciudadanos contraponen estas dos visiones de la ciencia al articular sus discursos sobre ciencia y tecnología. La primera imagen sería esa idea común e ingenua de la ciencia, por la que se considera que los científicos, motivados por la curiosidad, trabajan en laboratorios y tienen como objetivo el descubrimiento de una verdad de la realidad natural. La segunda imagen de la ciencia sería bastante más compleja, dado que considera que el científico no está solo, que hay otros agentes que forman el sistema científico. Del mismo modo, se considera que la ciencia no solamente se construye en los laboratorios, sino también en otros ámbitos, y que, en última instancia, el principio de “investigación estratégica, conocimiento relevante” de las instituciones objetiva el conocimiento y la verdad mediante estándares particulares.3 Estas dos imágenes de la ciencia se aplican simultáneamente. Se trata de representaciones que permiten imaginar fenómenos muy diferentes entre sí, por lo que no es cierto que los ciudadanos desconfíen de la ciencia, ni que sus opiniones sean contradictorias.
Foto: Milosz1.
3. La principal preocupación existente es la transformación del sistema científico. El ámbito social e institucional de la ciencia, las referencias de crecimiento económico, las debilidades de los instrumentos analíticos y reguladores de los distintos riesgos, los discursos sobre seguridad de las instituciones y la autonomía de la transformación tecnológica generan malestar y, a menudo, fatalismo. Los espacios de decisión, sus participantes y las razones alegadas por éstos en sus decisiones constituyen fuente de debate, la falta de confianza es la principal variable explicativa, y observamos que hay un conflicto entre diferentes maneras de entender el gobierno de la ciencia. Todas estas preocupaciones se aplican también al ámbito educativo, ya que la demanda del mercado esta condicionada y la cultura científica integral (ámbito cognitivo, social, ético) no recibe el apoyo que merece.
4. El conocimiento es un factor muy relevante en la articulación de todas estas opiniones. Si tenemos en cuenta a los ciudadanos de estatus medio receptores de conocimiento, observaremos que sí poseen cierto conocimiento sobre la política científica contemporánea y que la consecuencia de dicho conocimiento es una postura ambivalente y crítica. Esta observación pone en tela de juicio una hipótesis explicativa tradicional. Durante largo tiempo la explicación del déficit cognitivo se ha basado en una correlación entre el nivel de conocimiento y la percepción. En este sentido, la recepción de conocimiento sobre el método científico genera apoyo a la ciencia, y viceversa. Nuestra investigación ha demostrado que los ciudadanos de estatus medio, y especialmente los investigadores y expertos, tienen tendencia a realizar lecturas críticas y ambivalentes. En cuanto al resto, numerosas investigaciones internacionales demuestran que la falta de conocimiento suele generar una postura positiva alienante.4
Las relaciones entre ciencia y sociedad están cambiando. Los sistemas científicos han comenzado la transición hacia la sociedad del conocimiento, tomando como nueva referencia el papel de la innovación en la productividad, y la globalización ha cambiado el carácter de la ciencia y ha alterado la intensidad innovadora de las tecnologías. En segundo lugar, observamos que la preocupación política de la ciencia por la percepción social está aumentando, dado que las posturas críticas y ambivalentes ocupan un lugar especial en las opiniones sociales. En tercer lugar, los cambios sociales que se están produciendo últimamente, las exigencias políticas de los ciudadanos y las transformaciones en los ámbitos de la educación, la economía y la cultura han legitimado la necesidad de tener en cuenta a la sociedad civil. Esto es, precisamente, lo que ha motivado esta investigación.
En este trabajo he intentado identificar las diferentes opiniones sociales existentes y sus variables explicativas. En los últimos años ha aumentado la sensibilidad existente respecto a este tema tanto en la Unión Europea como en algunos países del norte de Europa. Por ello, resulta interesante realizar un buen diagnóstico de las opiniones sociales de la ciencia, poniendo en tela de juicio las propuestas existentes hasta ahora y elaborando planes de acción alternativos en la medida de lo posible.5 En cualquier caso, no hay duda de que en los próximos años habrá que replantearse el pacto social de las políticas científicas y, entendiendo la ciencia como un “asunto público”, habrá que volver a plantearse muchas premisas y promesas existentes hasta ahora. Ese será el primer paso hacia la recuperación de la confianza de los ciudadanos.
1 AAAA (2009): Zientzia eta Teknologiaren Gizarte Iritziak eta Irudikapenak Euskal Herrian. Gasteiz: Eusko Jaurlaritzaren Argitalpen Zerbitzu Nagusia.
2 Bauer, M.W., Allum, N. eta Miller, S. (2007): “What Can We Learn from 25 Years of PUS Survey Research? Liberating and Expanding the Agenda”. Public Understanding of Science, 17 (1): 79-95.
3 Jasanoff, S. (2005): Designs on Nature: Science and Democracy in Europe and the United States. Princeton, NJ: Princeton University Press.
4Leach, M., Coones, I. eta Wynne, B. (arg.) (2005): Science and Citizens: Globalization & The Challenge of Engagement. London: Zed Books.
5Eizagirre, A. (2007): Zientziaren politika zibiko bateruntz: kultura zientifikoak, arriskuaren errepresentazioak eta gobernaketa. Bilbo: EHUko Argitalpen Zerbitzua.
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